Año tras año se viene celebrando el día de la mujer trabajadora. Son numerosas las referencias históricas acerca de los motivos que condujeron a la celebración de éste día y existen diversas versiones: su origen se debe a la gran huelga del textil llevada a cabo en 1857 por obreras de la fábrica Cotton de Nueva York, que mientras unas se manifestaban por las calles reclamando la abolición del trabajo infantil, una jornada de ocho horas y el voto para la mujer, otras 146 mujeres que hacían huelga eran asesinadas en la fábrica como consecuencia de un incendio provocado con bombas incendiarias, por denunciar las pésimas condiciones de trabajo y seguridad.
La historia y el presente nos muestra , que la mujer se ha mantenido en permanente lucha por una sociedad más justa y libre, nos muestra que peleamos con doble esfuerzo para tener que enfrentarnos al patriarcado y a la patronal, inseparables el uno del otro. Pero no debemos olvidar que juntos hombres y mujeres trabajadores hemos conseguido la semana de 40 horas y juntos las prestaciones sociales. Beneficios que nuestros abuelos, bisabuelas nos consiguieron, disfrutándolos hasta ahora, y que día tras día pretende arrebatárnoslos con las continuas reformas.
Hoy día con la nueva reforma laboral recién decretada, las mujeres afrontamos un claro retroceso en las luchas que se han ganado en el pasado. En vez de cerrar la brecha laboral, se va a ampliar, esta reforma sólo nos recuerda que el otro lado siempre está al acecho y en cuanto dejemos de luchar, toma posición para sacar más beneficio de nuestro trabajo.