El lunes 19 de julio se cumplen 74 años de aquel deplorable episodio de traición y masacre que sucedió en Camas, en el barrio de La Pañoleta, en el paraje conocido vulgarmente como Rotonda «de los Pisos Cipriano».
EL HOMENAJE TENDRÁ LUGAR EL LUNES 19 DE JULIO EN LA ROTONDA DE LOS PISOS
CIPRIANO. Se quedará a las 20:30 horas en la rotonda del Torero en La
Pañoleta y desde allí se irá andando (unos 250 mts) a la rotonda donde
se hará el homenaje.
Desde la sección sindical de CNT-AIT se enviaron escritos registrados,
tanto al Ayutamiento como a los dos partidos políticos mas
representativos, con la petición de nombrar o renombrar (si ya tuviera
nombre) el lugar vulgarmente conocido como «rotonda de los pisos
Cipriano», lugar o paraje donde acontecieron los hechos de traición y
represión de la Colunma Minera, y darle el nombre definitivo de «Plaza
Columna Minera». También se pedía la oficialidad permanente y
conmemorativa del señalado día 19 de julio sin que fuese declarado
festivo. Todo ello amparándonos en la Ley de Memoria Histórica
(52/2007). Hasta la fecha no se nos ha devuelto contestación a tales
peticiones que iban dirigidas al Pleno Municipal ni en ese Pleno se ha
valorado este tema.
Lo que sí es de justicia es resarcir a aquellos mineros, milicianos
improvisados, lo que es moralmente justo: el reconocimiento. Y este
reconocimiento no lo podemos basar ni justificar mediante una placa
conmemorativa y una columna de marmol. El reconocimiento debe ir más
allá: el reconocimiento debe implicar un compromiso oficial para que
este acto, aquel suceso, no se pierda en la desmemoria. Por ellos y por
nosotros.
La traición del comandante Haro Lumbreras podrá ser perdonada pero no
olvidada. La sangre fría de los pelotones de fusilamiento de aquel golpe
de estado en Sevilla asesinando sumarisimamente podrán ser perdonados
pero no olvidados. En nosotros, personas libres, cabe la reconciliación.
La imposición de esa reconciliación promovida por los pactos de la
Moncloa, ratificados por los de Toledo, supuso dejar abiertas las
heridas sin posibilidad de ser cerradas. No se puede imponer, aunque sea
con vestimenta democrática, una reconciliación cuando los vencedores
seguían involucrándose en la desmemoria colectiva con todo su peso y sus
armas. Así nos ha ido la cosa. Así nos irá.