El sistema es una esponja que lo absorbe todo y lo que es un día de luto
y de lucha, lo ha acabado convirtiendo en la “fiesta del trabajo”.
Incluso los regimenes más autoritarios tienen asimilada esta fecha como
una fiesta donde celebrar la unidad de explotadores y explotados.
Diariamente tenemos que escuchar esos típicos chascarrillos del pelota
de turno diciendo “ La fiesta del trabajo se debería de celebrar
trabajando”.
Los trabajadores, desmotivados y desinformados, ven en
sus televisores que por ser el “día del trabajo”, un montón de liberados
sindicales se dan un paseito por la calle y ya han cumplido por otro
año más. Que seamos gente luchadora, como los compañeros de CNT, o que
sean los comprados del capital, les da igual, porque no conocen la
diferencia.
Nos están vaciando el celebro con semejante celeridad,
que tenemos que cambiar el devenir de la historia con nuevos métodos de
lucha, o quizás copiando los métodos más antiguos y pensando en ello
decidimos hacer lo mismo que los juglares medievales. Sacar a la calle
la lucha sindical por las ocho horas y el gran sacrificio que ha
supuesto. Ahora no somos analfabetos propiamente dichos, pero como si
lo fuéramos, ya que nos negamos a aprender y a informarnos, por lo que
los cenetistas tenemos que hacer didáctica libertaria. En este caso,
llevando las imágenes de la muerte de los mártires de Chicago por las
plazas de los pueblos y recitando en verso (no somos literatos) su
historia, para rematarla con una frase. Si Luchas puedes perder, pero si
no luchas has perdido, con la intención de transmitir que solo con
nuestra unión, seremos capaces de parar lo que se nos viene encima.
Suponemos
que, del mismo modo que los juglares medievales, nuestro periplo ha
llamado la atención de adultos y niños, los cuales, apenas nos verían
llegar, tomaban asiento a nuestro alrededor siendo curiosa la
intervención de un pequeño de unos ocho años, que manifestó su desagrado
con esta historia llena de policías y donde morían los buenos.