Fuente: http://www.pikaramagazine.com
Un año más se acercan las navidades a pasos agigantados y nuestros buzones rebosan de catálogos, propagandas y “panfletos” varios.
Tal vez por mi formación como educadora (pedagoga en concreto), por mi papel como madre, por mi ser mujer o por todo ello a un mismo tiempo; no puedo pasar por alto el mensaje oculto y no tan oculto en muchos casos, y claramente sexista en todos los catálogos de juguetes infantiles.
Llevo años dándole vueltas al tema, y aunque la historia se repite año tras año, no puedo, ni creo además que deba, dejarla pasar por alto; no puedo acostumbrarme y, es más, ME NIEGO a acostumbrarme a que esta historia sea así. No vaya a ser que acabe como mucha gente asumiéndolo como algo “normal” y “natural” sin más, cuando no lo es para nada, cuando no va unido al XX o XY de cada cual ni a nada genético similar.
Ya en el año 2005 escribí una carta a la casa Chicco, y en el año 2009, creo recordar, otra a Imaginarium comentando, reflexionando y criticando el asunto. Como era de esperar, estas cartas cayeron en saco roto; tal vez se pueda apreciar alguna mínima diferencia en algún aspecto concreto, pero con un mensaje de fondo en la misma línea y, lo que es más grave aún, prácticamente el mismo que hace unos 30 o incluso 40 años (por citar alguna cifra).
Cambiamos la forma muchas veces, pero no el fondo; el continente, pero no el contenido. Y luego se nos llena la boca enorgulleciéndonos de la “falsa igualdad” que hemos conseguido, nos hacemos cruces al ver y leer sobre las nada igualitarias relaciones de nuestra gente joven, y clamamos contra la llamada “violencia de género”, tal vez porque sea lo políticamente correcto.
El problema está en la educación, decimos. Y yo pregunto: ¿Quién educa? ¿Quién es responsable de esa educación? ¿Quién transmite los valores, actitudes, roles y estereotipos? ¿Es la escuela únicamente la culpable?
Con todo, queramos o no, consciente o inconscientemente: EDUCAMOS.
“Se educa con lo que se hace y no con lo que se dice” nos dice una frase popular; “El mundo cambia con tu ejemplo, no con tu opinión” otra; y ya en nuestra propia lengua bien claro es le mensaje de: “Zer ikusi, hura ikasi” [Eso que ves, eso que aprendes].
Analizando diferentes catálogos, en mayor o menor grado, encontramos las páginas rosas o de colores pastel con los juguetes supuestos “para niñas”, y las páginas azules o en tonos más fuertes en las de “niños”. Mientras que los juguetes “mixtos” o de primera infancia suelen ir en otros colores menos “sexuados-generizados”. Ante esto, reafirmo: elijamos los colores, no dejemos que sean ellos quienes nos elijan y determinen.
En la mayoría de los catálogos, la presencia de los niños en las fotografías es bastante mayor que la de las niñas; invisibilizándolas así desde las más tempranas edades, dejándolas sin referencias de sus iguales.
Y luego además en nuestras propias casas constatamos tristemente cómo pasan esa hojas que supuestamente no son “para ellas” o “ellos”, sin saber ni siquiera si les gustan o pudieran gustarles, cerrándoles así nuevas puertas para poder descubrir y experimentar. Por no hablar de los bien diferenciados papeles que asocian a cada cual según el sexo que se les asignó al nacer.
Me he centrado en el análisis del catálogo de Navidad de Imaginarium, y no porque esté obsesionada con dicha casa ni porque les tenga manía (como diría el alumnado de mi instituto), si no más bien por todo lo contrario: porque me gusta especialmente su diseño y sus juguetes, porque era mi referencia en este campo como algo más alternativo y educativo…(y de hecho con ese fondo de marketing es con el que nos lo venden, ¿no? Con mensajes pedagógicos, expertos en infancia y desarrollo evolutivo, juguetólogas/as, etc.)
Centrándome en las cosas que he visto, podría señalar:
El masculino es usado como genérico a lo largo y ancho del catálogo sin excepción.
Ante juegos de cantar y bailar, la imagen que aparece es la de 2 niñas y además señalan lo siguiente: “enriquecerá vocabulario y desarrollará su expresión corporal” Y yo me pregunto: ¿los niños no deben ni necesitan hacerlo?
En contraposición, en juegos de construcción aparecen 2 niños con la siguiente reseña: “ayudan a desarrollar su psicomotricidad, el conocimiento geométrico, a potenciar la fantasía y el pensamiento creativo y a ser más hábiles para resolver problemas” Y me vuelvo a preguntar: ¿a las niñas tampoco les corresponde esto?
Pensemos por un momento qué habilidades estamos designando a cada cual y qué capacidades queremos desarrollar en “función de”. ¿Esto es igualdad real? ¿Podemos hablar después de causas innatas? ¿Es esto el desarrollo de las competencias básicas para llegar a ser personas autónomas con un desarrollo integral de su ser?
En los juegos de movimiento hay 11 imágenes de niños frente a 0 imágenes de niñas. Y yo me vuelvo a preguntar: ¿dónde están las niñas? ¿Será acaso que ellas no se mueven?
En la sección “Leyendas sobre ruedas” el autoclasic bólido rosa se denomina “Penélope”, y el azul “Tornado”. Y yo me pregunto: ¿mi hijo o mi hija elegirían el tono que más les guste libremente?
En la sección de oficios tal vez sea donde más “canta” el temita en cuestión. Cito literalmente: “Jugando a las profesiones los niños se divierten enormemente, además de ser un juego imprescindible tanto para su maduración intelectual como emocional ya que es necesario para adquirir las habilidades sociales que les harán desenvolverse en su vida adulta”.
Pues bien: aparecen 2 niñas en la cocina con delantal frente a 1 niño como chef (dejando claro que hay clases y clases a la hora de cocinar también, y que al masculinizar una profesión, esto sube la categoría de la misma). En las tiendas aparecen 2 niñas como tenderas frente a 1 niño, la camarera es niña mientras los clientes servidos son niños, el niño es el médico y la niña la enfermera…
En algún caso, en el mundo de la veterinaria por ejemplo, no distinguen sexo y aparece una imagen con una niña plancha mientras en otra imagen un niño pasa la aspiradora. Está bien el tratamiento, sí; pero visto lo anterior no sé si no interpretarlo como la excepción que confirma la regla.
En juegos de joyas, maquillajes, costura, diseño…aparecen 3 niñas y 0 niños. Y yo me digo: pues conoceré a los raros porque a todos los niños que conozco al igual que a las niñas (cuando aún no están influenciados por la sociedad y no han hecho su construcción de identidad según el género) les gusta de igual manera pintarse, hacer pulseras (y cuanto más brillantes y “horteras” sean más aún)…
En la sección de muñecas aparecen 4 niñas frente a 0 niños y además en el tema de bebés 2 niñas reproducen los cuidados (paseando y dando de comer), Y yo me vuelvo a preguntar: ¿Y el tema ese de moda de la conciliación? ¿Y la famosa corresponsabilidad?
En la estación de bomberos juegan 2 niños y 0 niñas.
Los disfraces también lo dejan muy clarito de nuevo: los niños son reyes, caballeros o piratas, y las niñas son hadas, bailarinas o princesas. Y digo yo: ¿habrá algo más libre y fantasioso que el disfrazarse?
En la tejedora juega 1 niña. En los juegos de ciencia la presencia es de 5 niños frente a 2 niñas. Y me supongo: que claro, la ciencia tal y como nos la han contado desde una historia escrita por el género masculino tampoco es para las mujeres, si acaso alguna excepción como Madamme Curie.
En psicomotricidad aparecen 6 niños frente a 0 niñas. Y me planteo: tal vez no sean adecuadas en las escuelas infantiles mixtas las aulas de psicomotricidad y tengan que suprimirlas.
Los coches tipo escalextric son claramente para que jueguen 3 niños frente a 0 niñas reforzados además por la presencia de 1 padre.
Y ya la sección de habitaciones es el súmun de los súmunes. Bien diferenciadas en rosa y azul con mensajes bien explícitos, y cito de nuevo textualmente: “Sumérgete en la selva” “Más aventureros”, “Estimular la imaginación y vivir cada día una nueva aventura” Remarcando ese papel de sujeto activo. Frente a: “Sueños llenos de magia”, “El mundo mágico de las hadas”, “Suceden cosas”, “Pueden sacar su creatividad e imaginación”. Remarcando ese sujeto pasivo metido en sueños y fantasía mientras espera que suceda algo ajeno que varíe su existencia.
El papel de padres y madres que tanto remarcan, (acertadamente además opino), como fundamental en ese compartir con los hijos e hijas, en ese importante ayudar a desarrollar… es mayor en el caso de los padres aunque bien marcado en: juegos de mesa, coches, escalextric, pintura, energía, tecnologías tipo tablet-mandos y a veces únicamente con presencia de niños. Y en el caso de las madres, más bien escasas, (ya que no tenemos tiempo para jugar me supongo), únicamente salen con niñas leyendo o en la manta de juegos de primeras edades.
Como zona más coeducativa con presencia de niños y niñas por igual o parecido, y menos influenciada por el sexismo, tendríamos que destacar los juegos de mesa, las bicis y patines (aunque claro que cada una en su color bien marcado), el teatro, la música, el arte y los muñecos de la línea KikoNiko.
Los juegos cierto es que ofrecen experiencias ficticias; pero los sentimientos y vivencias que generan son reales.
Nuestras niñas y niños, la juventud del mañana y las personas adultas del futuro aprenden jugando; y jugando según con qué juguetes y según a qué juegos hacemos que se dé una perpetuación de valores y actitudes sexistas anteriores.
No se trata de que las niñas jueguen a coches y los niños a muñecas; de lo que se trata es de superar la dualidad tradicional y de permitir el uso de todo por ambos sexos indistintamente sin que acabemos en el típico: “esto es de chicos” y “esto es de chicas” y finalmente en el: “es que los niños son así y las niñas asá” , “ es normal” y el “siempre ha sido así”.
No me extiendo más en reflexiones para que cada cual pueda sacar las suyas propias, pero por un momento démosle una vuelta de tuerca a nuestra cabecita o cabezota, y pensemos si vamos por el camino correcto de esta guisa, si lo que está pasando a nuestro alrededor no tiene nada que ver con nosotr@s mism@s y si no estamos educando en el sexismo y la desigualdad. Y ahora preguntémonos seriamente: ¿ES ESTO LO QUE QUEREMOS PARA EL MAÑANA? Y el mañana empieza, hoy, ya, en este preciso momento.
Jasone Zarate Emilio