Desde la CNT de Málaga queremos expresar nuestro más absoluto apoyo y solidaridad a nuestros compañeros Jorge y Pablo, condenados en uno de los procesos más denigrantes de los muchos que se están perpetrando contra quienes no se resignan a acatar las políticas neoliberales de los gobiernos que venimos padeciendo. Ya sabemos (no podemos esperar otra cosa) que el estado, como garante de los intereses financieros y de las instrucciones dictadas por organismos internacionales, va a reaccionar siempre contra la resistencia, ya sea a través de sus leyes, de su aparato represor, o directa y arbitrariamente, . Pero en el caso de nuestros dos compañeros, ha revelado su cara más perversa y miserable. No bastándoles sus leyes represivas, que ahora pretenden maquillar sin merma de su poder, se han inventado una acusación disparatada y apenas sustentada, para implicar a nuestros dos compañeros con la vieja táctica de infundir temor y actuar de manera disuasoria. Pensaban tal vez que condenando a dos activistas, sin pruebas ni fundamento, podrían evitar que siguiéramos en las calles, en los tajos, en todos los ámbitos sociales combatiendo y luchando por nuestros derechos. Sin embargo, la represión siempre tiene el efecto contrario: se ha desatado una ola de solidaridad con los compañeros, que se ha visto reforzada al hilo de los acontecimientos y debido a la ejemplar postura y dignidad con que Jorge y Pablo han defendido su caso, su “no caso”, como cualquiera con un mínima inteligencia lo reconoce ya.
Acusados de los habituales infundios que policía-fiscalía suelen montar, durante la huelga general del 14 de noviembre de 2012, Pablo y Jorge han manifestado desde el primer momento una dignidad que no se ha rendido ante los chantajes de la “justicia”. Con una acusación basada en unas grabaciones de la policía que (¡qué fatal casualidad!) luego fueron destruidas, con unos testimonios absolutamente contradictorios y un sinfín de despropósitos sin ninguna base jurídica ni legal, la acusación consiguió prosperar y llegar a proponer a los compañeros el típico “acuerdo” que permitiera al aparato represor salvar la cara ante su vergüenza: que reconocieran los (falsos) hechos a cambio de una condena menor. Nuestros compañeros, sin embargo, no han cedido ante el chantaje, esperando poner de manifiesto, una vez más, la perversión del aparato represivo. Ahora, y a pesar de todos los fallos de este juicio kafkiano, la condena a Jorge y Pablo despierta la indignación de todos los colectivos y personas que hemos seguido el caso con preocupación. Y desde luego seguiremos apoyando y defendiendo, con la mayor contundencia, a los compañeros Pablo y Jorge.
¡Si nos tocan a un@ nos tocan a tod@s!
¡Pablo y Jorge, absolución!
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