La actividad educadora de Pepita empieza en Fregenal de la Sierra (Badajoz), en los albores de la democracia, cuando dirigía la ecuela-hogar “Nertóbriga” y trató de que el alumnado tuviese una educación integral, donde la formación de la persona y la adquisición de valores fuesen las pautas a seguir. Esta forma de entender la educación hizo que “las fuerzas vivas”, en palabras de ella, de la zona exigiesen su cese inmediato. Fue tal la escandalera que se montó que el tema llegó incluso a plantearse en el Congreso de los Diputados, en una interpelación al gobierno de Suárez por un diputado socialista. La experiencia vivida quedó plasmada en su primer libro: Fregenal de la Sierra, una experiencia de Escuela en libertad (Campo Abierto Ediciones, 1978).
Poco después, en vista de que dentro del sistema educativo oficial poco o nada se podía hacer para tratar de que la educación fuese algo más que adquirir conocimientos, fue cuando en compañía de las pedagogas Concha Castaño y Mª Jesús Checa decidieron fundar una escuela diferente, y así nació, en la localidad pacense de Mérida, en enero de 1978 la Escuela Libre Paideia (la diferentes etapas de la escuela se pueden ver en su web).
Pero Pepita no solo se dedicó a la educación sino que, en el campo socio-político, fue una activa militante feminista, miembro del colectivo Mujeres para la Anarquía, formado por mujeres pertenecientes al Colectivo Paideia.
Pepita tiene, no nos acostumbramos a hablar en pasado, una extensa bibliografía y era una articulista irredenta. Al libro que ya hemos comentado anteriormente (Fregenal de la Sierra…) hay que añadirle otros títulos: Desde nuestra Escuela; Intento de Educación Antiautoritaria y psicomotriz; La escuela de la anarquía; Paideia, una escuela libre; 25 años de educación libertaria…. La aportación de esta mujer, por tanto, a la pedagogía libertaria ha sido amplia, seguramente haya escrito más que ningún otro anarquista español sobre la educación. Una amplia muestra de sus escritos se pueden encontrar en la web de Paideia.
La Confederación Regional de Extremadura de la CNT se suma al dolor de sus allegadas y allegados, especialmente del Colectivo Paideia y de las alumnas y alumnos de la Escuela Paideia con el deseo que la obra que Pepita Martín empezó tenga su continuación para que las nuevas generaciones de niñas y niños puedan tener la oportunidad de conocer y vivir una escuela diferente, creada por una persona excepcional.