FERNANDO VERDURA | El cuarto oscuro | Viñeta de Luis Dávila | Extraído del cnt nº 420
El capitalismo funciona en base a una estafa, que no es la de la plusvalía, si no la de los cuidados.
Existe una deuda acojonante no computada con el género femenino, ya que las fabulosas fortunas amasadas por una minoría de tunantes, no se hubieran podido dar sin las mujeres y sus trabajos no valorados.
Vivimos en un sistema capitalista en el que se intercambia trabajo por salario, y que produce bienes y servicios con finalidad de lucro. Se afirma que este sistema, vinculado a la democracia liberal (salvo en China), es el que ha demostrado mayor capacidad para generar bienestar, progreso y esas cosas. Es mentira.
En mi opinión el capitalismo funciona en base a una estafa, que no es la de la plusvalía, si no la de los cuidados. En un ejemplo clásico vemos a Marta, una criada que trabaja para Johan Müller, un ingeniero que hace peritajes. Johan le paga un sueldo por sus cuidados. Ella lava, friega, cose, compra, cocina, limpia…, cobra 900 euros mensuales. Hay contrato, cotiza a la seguridad social, paga impuestos y se contabiliza en el PIB.
Pasando el tiempo, Johan se enamora de Marta y viceversa, se casan, y Marta sigue con su rutina: lava, friega, cose, compra, cocina, limpia… Pero ya ni cobra, ni cotiza, ni computa en el PIB.
Si las actividades son las mismas, ¿qué es lo que cambia? Pues la situación social, evidentemente. Antes era criada y cobraba. Ahora es esposa y no solo no cobra, si no que se acuesta con su marido y produce la mercancía más preciada: trabajadores.
En el capitalismo cualquier mercancía, se dice que ha de ser pagada, y que es lo justo. Sin embargo un trabajador o trabajadora, que es un medio de producción puesto a punto en una fábrica de cuidados gratuita, no se paga.
Padre y madre alimentarán, vestirán, educarán a la prole, y llegado el momento pondrán al servicio del patronariado a un obrero ¡gratis! El capital no tiene ni que apoquinar, ni que agradecer. E incluso quieren que les demos las gracias por ofrecernos un curro barato.
En resumen, toda la economía capitalista, y la producción de mercancías con objetivo de lucro, descansa —en realidad— sobre una inmensa cantidad de transacciones económicas que no calculan el coste beneficio, y que no exigen un pago inmediato por los servicios de cuidados. Y dado que la mayor parte de los trabajos de cuidados no remunerados han sido llevados a cabo de forma histórica por las mujeres, yo diría que existe una deuda acojonante no computada con el género femenino, ya que las fabulosas fortunas amasadas por una minoría de tunantes, no se hubieran podido dar sin las mujeres y sus trabajos no valorados.
Seria divertido ver qué pasa el día que alguien calcule la deuda, los intereses, y establezca la forma de pago…
La entrada La deuda del Capital con las mujeres se publicó primero en Confederación Nacional del Trabajo.