A pesar de todas las dudas de quienes se han involucrado de una u otra manera en el proceso y en el desarrollo de esta ley, parece que finalmente saldrá hacia adelante siempre que los impulsos de organizaciones neoliberales como las asociaciones en alianza con la extrema derecha y su organización que se hace llamar “sindical” no sean exitosas. Sin embargo, no podemos olvidar que las aspiraciones y la ambición de esta ley ha ido menguando desde que se anunciaron las primeras negociaciones con Riders x Derechos en junio de 2020 o las que anticipaba la ministra Yolanda Díaz ya a principios de ese mismo año.
Si miramos a la problemática generada con las plataformas desde una perspectiva que ponga en valor las garantías laborales y la conservación de los derechos vinculados con el trabajo, el resultado definitivo ha sido, sin duda, más que limitado. Finalmente, esta ley ha acabado por no contentar a nadie. La presión de las patronales digitales como Adigital o Sharing España de las que participan Glovo, Deliveroo, Uber Eats, Stuart, etc., las propuestas neoliberales de los lobbies de la economía digital y la presión de sectores del gobierno ha sido suficientemente dura para el Ministerio de Trabajo y Economía Social. Esto ha llevado a una ley que se muestra como insuficiente:
Es insuficiente porque no ha previsto las nuevas prácticas precarizantes como son las subcontratas, las ETTs y las cooperativas de trabajadores autónomos. Aunque en este más de año y medio que ha pasado desde que se comenzó a dar los primeros pasos para la formalización de la ley rider, las plataformas han generado y desarrollado diferentes prácticas evasivas de la legislación laboral, se ha anticipado la posibilidad de se generar estas nuevas situaciones que seguirán generando precariedad en el ámbito del reparto y los propios defensores del modelo de trabajo por cuenta propia habrían dado los primeros pasos con el objetivo de asegurarse alternativas para poder saltarse la nueva ley. Ante esto el gobierno no ha tenido la capacidad o la voluntad de prever dicha situación. Esto habría llevado a que se haya desarrollado un texto legislativo que deja un hueco para diferentes prácticas que continuarán (incluso acrecentará) la precariedad entre quienes trabajan en estas plataformas, ya sea a través de contratos de muy baja calidad con ETTs y subcontratas o con “cooperativas”, que permita a quienes trabajan en estas plataformas y se muestran en contra de la relación laboral por cuenta ajena a seguir haciendo jornadas interminables y estableciendo contratos que evadan la relación laboral por cuenta ajena a la que están asociados mayor seguridad, garantías y derechos.
Es insuficiente porque no ampara a todos los sectores en los que se han implantado las plataformas. Si bien en un principio esta pretendía ser una legislación que abarcara la completa realidad de las plataformas digitales, en la práctica solo ha cubierto el sector y modelo algorítmico del reparto.
Y es que las plataformas digitales no son un modelo único, en el que el principal conflicto y ni siquiera el más visible sea siempre el mismo, la multiplicidad de sectores y formas de las plataformas digitales hace necesario que se deba atender a todas estas realidades.
Las problemáticas del trabajo en las plataformas como Glovo, Deliveroo, Uber Eats, son distintas a las de Cabify y Uber, pero también a los problemas asociados al trabajo que se dan en plataformas como Airbnb, EasyGlam o Cuideo.
Es insuficiente porque no ha tenido suficientemente en cuenta las demandas de repartidoras y repartidores. Si bien las primeras reuniones del ministerio fueron con el colectivo de Riders x Derechos, progresivamente la atención a otros agentes involucrados ha dejado de lado los intereses de quienes participan en las plataformas. Igualmente, en la calle entre las repartidoras y repartidores hay una opinión uniforme que señala la falta de atención por parte del gobierno a su opinión y a algunas de las problemáticas concretas que les afectan en el desarrollo del trabajo y que podrían haber sido cubiertas por la ley.
Es insuficiente porque las formas de control en las plataformas sobre el trabajo no están exclusivamente sujetas al control algorítmico del trabajo. Las numerosas sentencias y análisis jurídicos y laborales han demostrado que son múltiples y variadas las formas de organización y vigilancia en el trabajo de reparto de comida. Si bien el trabajo que se desarrolla en las plataformas no es ni mucho menos algo nuevo para el mercado laboral (mensajería, reparto de comida, transporte de pasajeros, trabajos de cuidados, etc.) sí que es cierto que se han generado formas de control y organización propias del trabajo. Entendemos que no se ha atendido suficientemente en este desarrollo legislativo (para un análisis jurídico más exahustivo os animamos a consultar la GUÍA SINDICAL nº 12 Falsos autónomos y plataformas digitales) a estas realidades que son un elemento neoliberal en la lógica bajo la que se concibe el trabajo.
En definitiva, el modelo de las grandes plataformas está cada vez más reconocido y asumido como un modelo indudablemente perjudicial y lesivo hacia las formas de trabajo más garantistas. Pero este no es simplemente un modelo que deteriore las condiciones y las relaciones laborales en el caso de las plataformas de reparto de comida y mensajería, sino que se presenta como punta de lanza de un planteamiento expansivo en el mercado laboral, marcado por la inestabilidad, la flexibilidad para y desresponsabilizar a las empresas con sus trabajadoras y trabajadores y la pérdida de garantías y derechos para quienes trabajan con estas plataformas. Sin embargo, este no es solo un modelo agresivo sobre el trabajo, sino también sobre el consumo (imposición de un modelo sobre los negocios locales), la economía (evasión y huida fiscal), la salud (alimentación y consumo rápido y de mala calidad), el medioambiente (sobreproducción y aumento de tráfico motorizado en las ciudades) y el paisaje de las ciudades (gentrificación, turistificación e implantación de cocinas fantasma en las zona de consumo de las ciudades).
Entendemos que ante esta realidad que han generado las plataformas digitales las alternativas como las cooperativas éticas y conscientes con las garantías laborales, ecológicas y con un modelo de trabajo más justo, las sentencias judiciales e inspecciones laborales favorables a la laboralidad y los progresos legislativos que, como se ha planteado, vienen siendo escasos, ha de ser acompañado con la respuesta y acción sindical. Es por esto que desde CNT animamos a la sindicación y a la organización como respuesta que genere realidades más estables y que proteja las condiciones de trabajo en el ámbito de las plataformas.
Grupo de trabajo de Acción Sindical
Comarcal Sur Madrid
Foto de Byron Meher
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