DOSIER Anarcofeminismo | Bilbao | Ilustración de Raulowsky | Extraído del cnt nº 426
| Texto extenso en el que se basó el artículo en papel.
Nadie duda de que en la actualidad el Movimiento Feminista aglutina cada vez a más mujeres de diferentes condiciones. Por un lado su militancia se plasma tanto en las acciones que promueve en la calle como a través de actividades de información, apoyo y difusión etc. Sabemos que la discriminación que sufren las mujeres es algo estructural y consecuencia de la organización social basada en el heteropatriarcado que está insertado en el pensamiento colectivo e individual y en todos los ámbitos de nuestras vidas. Por ése motivo el Movimiento Feminista cada vez va atrayendo a más mujeres y se va convirtiendo en un movimiento transversal. Ninguna mujer está libre de sufrir discriminación, agresiones o menosprecio independientemente de su clase social o condición. Sin embargo no todo vale y no podemos considerar feminismo a todo lo que sale de la boca de una mujer porque el feminismo tiene que ser revolucionario.
¿A qué me refiero entonces?
En la medida en que el Movimiento Feminista aglutina a mujeres cada vez más diversas, todas las voces han de ser representadas y en ése intento de incluir, se generan debates que enriquecen y van creando discurso.
No hace mucho llegó a mis manos la información sobre una maravillosa exposición que se había organizado para visibilizar la lucha de las mujeres a través de las huelgas protagonizadas por ellas desde el siglo XIX y en diferentes lugares.
Creo que merece la pena que aunque de forma breve, sean nombradas algunas de ellas ya que en la mayoría de los casos éstas huelgas consiguieron acabar en parte con las situaciones de discriminación y abuso que sufrían las mujeres y mejoraron sus condiciones de vida.
Todas estas huelgas a las que me he referido es que fueron protagonizadas por mujeres de clase obrera que se peleaban y defendían sus derechos con la acción directa, con la fuerza que da la organización, sabiendo que las victorias se ganan en la calle y no en los despachos…. Aquellas huelgas nada tenían que ver con las marchas convocadas el 8 de marzo que aunque reúnen masivamente a mujeres de toda condición no pasan de ser un día de reivindicación.
En los paneles con imágenes y texto se presentaban 25 momentos históricos de huelgas y disturbios protagonizados por mujeres. Recojo los momentos más importantes y representativos.
- En 1.875 tuvo lugar la huelga de la lana en Drewsbury (Inglaterra). Cuando intentaron reducir el sueldo de las trabajadoras, éstas organizaron cajas de resistencia y cientos de mujeres recorrieron las fábricas consiguiendo parar la producción. La huelga duró 8 semanas. Esas huelgas serían el origen de la creación del Sindicato del textil.
- En 1.889 las cigarreras del barrio humilde de Santutxu en Bilbao protagonizaron una huelga por mejorar sus salarios y condiciones de vida que duró 13 días. Arremetieron contra la maquinaria y contra el propio encargado que fue arrojado por una ventana. Se produjeron muchas detenciones. La huelga se extendió a otros lugares del estado.
- Las llamadas piqueteras rusas, mujeres trabajadoras del textil de Petrogrado (Rusia) trabajaban en condiciones extremas. Pararon la producción y cientos de ellas recorrieron los talleres extendiendo la huelga. De ésas experiencias bebieron las futuras mujeres protagonistas de la revolución.
- En Nueva York en 1.909 unas 20.000 mujeres en su mayoría judías que trabajaban en las fábricas de camisas se levantaron y gracias a la huelga que protagonizaron mejoraron sus condiciones y salarios. Es en una de ésas fábricas donde un año después se produjo el incendio que acabó con la vida de 146 mujeres.
- En Barcelona en 1.918 al subir el precio del carbón y ante la carestía de la vida, más de 500 mujeres se echaron a la calle con la consigna “Tenemos hambre”. Las manifestantes fueron cerrando todo a su paso, comercio, teatros, transportes. Pararon la ciudad entera. Al día siguiente habían parado 20.000 trabajadoras. La represión fue bestial con 25 heridas de gravedad. La huelga duró dos semanas y se extendió a otros puntos del estado. Las mujeres no cedían y la situación no paró hasta que las autoridades declararon el estado de guerra.
- Así podríamos seguir enumerando las huelgas del textil de Lawrence (EEUU) en 1.912 en cuyas industrias la edad de las trabajadoras oscilaba entre 14 y 18 años, y que movilizó a 20.000 mujeres consiguiendo una subida salarial del 20%.
- La huelga de Loray (Carolina del Norte) por la subida de sus salarios miserables y en la que cargaron con bayonetas contra mujeres desarmadas.
- La huelga de los almacenes en Woolworth (Nueva York) en 1.937 ante cuyas demandas después de 7 días la empresa cedió.
- La de las costureras de la Ford en Dagenham (Londres) en 1.968 que paró la producción de coches durante tres semanas y a la que siguieron más huelgas en diferentes momentos: 1.970, 1.975, hasta la de 1.984 que duró seis semanas y que consiguió equiparar los salarios de las mujeres con los de los hombres.
- Poco a poco van cambiando las características de las huelgas al incluirse también conceptos nuevos. Por ejemplo en 1.975 en Islandia con un seguimiento del 90% las mujeres convocaron una huelga para dentro y fuera del hogar poniendo así la mirada también en el trabajo no asalariado.
- O la huelga de los laboratorios en Gernwick (Londres) donde las revueltas tuvieron lugar entre 1.976 y 1.978 protagonizadas por mujeres migradas. La represión fue bestial, con la policía militarizada, y más de 550 mujeres detenidas. No consiguieron sus demandas pero se evidenció la discriminación por su condición de mujeres obreras y migradas, es decir por género, clase y etnia.
- Así a lo largo de los años 80 y 90 las mujeres de todo el mundo han seguido demandando y peleando por sus derechos como en la gran huelga de Bombay, en 1.982, o en la de Chinatown, y ya a partir de 2.000, la de las trabajadoras de Residencias, y en la actualidad la de las Kellys ( camareras de hoteles). Sin dejar de nombrar las situaciones que viven las trabajadoras de la fresa en Huelva, en su mayoría migradas sin ningún tipo de derecho o reconocimiento, sin contratos y sometidas en muchos casos a agresiones sexuales y un largo etcétera.
Si analizamos qué tienen en común todas estas huelgas a las que me he referido es que fueron protagonizadas por mujeres de clase obrera que se peleaban y defendían sus derechos con la acción directa, con la fuerza que da la organización, sabiendo que las victorias se ganan en la calle y no en los despachos.
La exposición finalizaba con referencias a las huelgas feministas de los dos últimos años, como si se tratara de los mismos hechos.
No compañeras, no. Aquellas huelgas nada tenían que ver con las marchas convocadas el 8 de marzo que aunque reúnen masivamente a mujeres de toda condición no pasan de ser un día de reivindicación. Un día en el que no hay ninguna voluntad de parar la producción. Será por eso que muchos colectivos dentro del Movimiento Feminista se contentan con convocar unos paros de una o dos horas en plan simbólico para cubrir el expediente. Tal vez estos cambios tengan que ver también con la actual situación en la que parece que la clase obrera está desaparecida por culpa de la globalización, el neoliberalismo, los mercados y especialmente por la actitud de la mayoría de los sindicatos que se sientan en los despachos a negociar con la patronal. Parece que no hay conciencia de clase ni capacidad de respuesta. Corren malos tiempos. Quizás cuando ya no tengamos nada que perder saldremos a la calle. No debemos perder la esperanza.
Pero en las manifestaciones del 8m ni siquiera podemos concluir que se cumple siempre la propuesta de realizar una huelga abandonando los cuidados que recaen sobre las espaldas de las mujeres. Porque a pesar del importante avance que ha supuesto el incluir en el discurso y reivindicaciones del Movimiento Feminista el nuevo concepto de los cuidados, entendido como el trabajo que realizan las mujeres a cambio de nada, ése trabajo que se da por sentado que ellas deben de hacer y que al capitalismo le sale gratis, la realidad es que muchas mujeres no pueden abandonar a personas que dependen de ellas mientras no haya una estructura social que asuma ésos cuidados y se haga cargo de ellos. Muchas querrían ir a la manifestación pero no pueden. Si las mujeres dejaran de realizar el trabajo de cuidados el sistema capitalista se derrumbaría.
Como modelo de lucha ejemplar está la defensa sin fisuras de las 11 mujeres de Basauri (Vizcaya), mujeres de clase obrera que fueron detenidas en 1.979 y juzgadas por abortar. Los juicios duraron hasta 1.982. Durante todo ese tiempo miles de mujeres apoyaron y asumieron la defensa de las acusadas con concentraciones y manifestaciones en la calle, recogida de firmas autoinculpándose hasta conseguir su absolución.
Por tanto ¿qué sería lo deseable? ¿En qué forma está cambiando el Movimiento Feminista?
Sabemos que el Movimiento Feminista no siempre ha estado bajo el mismo paraguas. Mientras algunas mujeres burguesas se manifestaban por el derecho al voto o la equiparación con los hombres y lo hacían desde su situación privilegiada, el privilegio de alguien que no tiene que pelear por defender su salario; las mujeres de la clase obrera, sin sentir siquiera que formaban parte de ese colectivo revolucionario que va cambiando el mundo, se partían la cara en las calles, en las fábricas, en las huelgas. No se preguntaban siquiera si eran feministas o no. Incluso en muchos casos trataron de separarse de lo que para ellas era el feminismo considerado un movimiento burgués. Solo sabían que eran mujeres de clase obrera. Que eran discriminadas por ser mujeres pero desde su conciencia de clase obrera. Hoy sabemos que por supuesto sí eran feministas.
En el estado español después de los largos y duros años de dictadura, los partidos políticos, sindicatos y movimientos sociales entre ellos el Feminismo comenzaron a emerger. En la calle se siguió peleando por nuevas conquistas y reivindicaciones y es entonces cuando tuvieron lugar las grandes Jornadas Feministas de debate donde se empezaron a establecer caminos y hojas de ruta para adecuarse a los tiempos y crear un discurso propio. Es a través de esos debates y en diferentes Jornadas cuando se identifica lo que significa el Patriarcado y se va vertebrando un discurso que entiende que la emancipación de las mujeres pasa por la abolición del mismo.
Como modelo de lucha ejemplar está la defensa sin fisuras de las 11 mujeres de Basauri (Vizcaya), mujeres de clase obrera que fueron detenidas en 1.979 y juzgadas por abortar. Los juicios duraron hasta 1.982. Durante todo ese tiempo miles de mujeres apoyaron y asumieron la defensa de las acusadas con concentraciones y manifestaciones en la calle, recogida de firmas autoinculpándose hasta conseguir su absolución. El movimiento fue tan potente que haciendo suya la reivindicación de luchar por un aborto libre y gratuito, consiguió que se impulsara la Ley que en 1.985 despenalizó el aborto. Fueron unos de los primeros pasos de un Movimiento del que formaban parte mujeres que en su mayoría solo conocían la dictadura pero que entendieron que las conquistas se consiguen en la calle y sin tregua. Fue una lucha que ha de servir como referente.
Poco a poco el Movimiento Feminista se va convirtiendo en un crisol que atrae a mujeres de diferente condición.
Desde la que está en las colas de recogida de alimentos, a la que va a la manifestación del 8m porque puede dejar en casa a la empleada de hogar (a quien en ocasiones ni siquiera tiene contratada), las jóvenes, las trans, las migradas sin papeles que algunas veces pueden acudir a la manifestación y otras no porque trabajan como “internas” cosa absolutamente ilegal, las desempleadas, las profesoras funcionarias, las trabajadoras en huelga, las pensionistas.
¿En qué ha cambiado el Feminismo entonces?
Hablemos de lo que nos une o desune dentro del Movimiento Feminista. Nos une a todas el hecho de ser mujeres, y por tanto ninguna, pertenezca al entorno que pertenezca, está libre de sufrir discriminación, desprecio o maltrato. Pero en ése crisol que es el feminismo de hoy día, mientras unas pertenecen a la clase obrera, otras son burguesas, unas son del lugar y otras migradas, unas blancas y otras negras, unas heterosexuales y otras transexuales etc.
Cuando hablamos de defender un feminismo de clase es porque en la medida en que se es mujer y además pobre, se sufre doblemente el maltrato, sometimiento y necesidades. No significa eso que no nos coloquemos al lado de cualquier mujer y la apoyemos porque somos parte del mismo colectivo humano al que se trata como ciudadanas de segunda. Pero compañeras no me siento bien junto a mujeres o grupos de mujeres que dan lecciones de feminismo porque tienen tiempo para dedicarse a ello. Las hay que cobran de las instituciones, las hay que están liberadas para dedicarse a eso. Lo que para algunas es la lucha por la emancipación, para otras por lo visto es una profesión porque cobran por hacer feminismo, porque viven de ello .Están también las que forman parte de grupos que reciben subvenciones. No es igual trabajar desde la independencia y la autogestión sin deber nada a nadie o tener que rendir cuentas a quien te subvenciona. Eso tiene precio.
Cuando hablamos de defender un feminismo de clase es porque en la medida en que se es mujer y además pobre, se sufre doblemente el maltrato, sometimiento y necesidades. No significa eso que no nos coloquemos al lado de cualquier mujer y la apoyemos porque somos parte del mismo colectivo humano al que se trata como ciudadanas de segunda.
Cada vez que me cuestiono todo esto, me cuesta encontrar respuestas. Cuando se dice que el Feminismo es un movimiento con capacidad de cambiar el mundo parece complicado mientras ésa transversalidad pretenda colocar en el mismo lugar a mujeres con privilegios y a otras que no los tienen. Todas las feministas luchamos por abolir el patriarcado, pero no todas vamos en el mismo barco ni remamos en la misma dirección. ¿De qué se trata entonces? Se trata de tener privilegios y poder o de no tenerlos. Se trata también de diferentes formas de lucha.
A modo de conclusión diré que una sociedad sin jerarquías, justa y feliz ha de conseguirse mediante la lucha de clases y revolución social utilizando la acción directa como han sido históricamente logradas las conquistas. Sin embargo y como ya planteó la organización Mujeres Libres en 1.936 tendrá que producirse al mismo tiempo y como parte de la misma revolución un cambio en las conciencias que se traduzca en el desmantelamiento de todo pensamiento y comportamiento heteropatriacal. Si el anarquismo lleva intrínseco la destrucción de las estructuras de poder, solo el anarcofeminismo será capaz dentro del feminismo de acabar con las jerarquías, privilegios y poder.
La entrada No es oro todo lo que reluce, o Feminismo de despacho se publicó primero en Confederación Nacional del Trabajo.