Traducción al castellano del artículo Endika Alabort Amundarain publicado en la revista Argia sobre la cultura del exito individual en el mundo capitalista.
Pódeis acceder al artículo original pulsando en el siguiente enlace: Ke saltzaileak (argia.eus) https://www.argia.eus/argia-astekaria/2752/ke-saltzaileak
El último anuncio de una entidad financiera protagonizada por un emprendedor individual: el proyecto con el que sueñas puede hacerse realidad. Mediante una subvención, la idea original, el proyecto, toma cuerpo y se transforma en una empresa a través del esfuerzo personal. Las Administraciones Públicas llevan años promoviendo este tipo de emprendizaje, que desde la Gran Recesión de 2008 ha cobrado mucha fuerza. La elevada tasa de paro juvenil; un mercado laboral regulado a favor del capital; los crecientes costes de vida; los cada vez más escasos empleos que facilitan acceder a una vida digna: en estos tiempos; la elección de las instituciones públicas es clara.
La filosofía de vida basada en el pensamiento positivo tiene un marketing cada vez más fuerte a su favor. Si te lo propones, conseguirás tus objetivos. Sigue esa idea que tienes en la cabeza, con energía. Porque vas a conseguir lo que mereces. Se relaciona muy bien con este tipo de emprendizaje en el que se impulsa el pensamiento positivo. Por otro, tenemos la meritocracia. Según nuestros méritos conseguiremos un buen puesto de trabajo y el éxito. Los y las mejores conseguirán lo mejor. Aprender más, trabajar más. Con esfuerzo, competirás y conseguirás lo que te mereces.
«La actitud hacia el éxito que promueve la meritocracia fomenta la vanidad entre los ganadores, mientras que entre los perdedores fomenta la humillación»
¿Quién puede estar en contra de la meritocracia? Porque quienes han hecho méritos son remunerados con los mejores puestos de trabajo. ¿Quién puede estar en contra del emprendizaje, de hacer realidad tus propios sueños? ¿Quién puede estar en contra de un sistema de pensamiento basado en el esfuerzo individual?
Estas ideas, cada vez más fuertes en nuestra sociedad, esconden una gran trampa. Detrás de los emprendimientos individuales exitosos, modelo de imagen romántica del garaje-emprendedor, hay que analizar quién es esa persona. A menudo tenemos miembros de la familia con recursos económicos; otras con conexiones políticas y económicas. Con frecuencia, el proyecto de emprendimiento individual endeudará a alguien de familia obrera, pero no hará realidad sus sueños, llegará la pesadilla del endeudamiento. Porque para atraer dinero se necesita dinero. En el camino, las Administraciones Públicas hacen una asignación de recursos a favor de las nuevas formas de capitalismo, obviando su función social y la de favorecer el lado débil del mercado laboral. El filósofo Michael J. Sandel ha trabajado a fondo el concepto de meritocracia, subrayando que no existe la igualdad de oportunidades, que es una utopía en la sociedad actual. El filósofo asegura que la actitud hacia el éxito que promueve la meritocracia fomenta la vanidad entre los ganadores; entre los perdedores, en cambio, la humillación.
No vivimos de forma aislada, no somos individuos en competencia, vamos a padecer unos límites en función de la clase social a la que pertenezcamos, entre otras características que rigen la sociedad. Dos personas pueden realizar los mismos estudios, dedicar un gran esfuerzo, pero si una de ellas tiene una familia relacionada con el mundo empresarial, logrará más fácilmente un puesto de trabajo más interesante. La economía feminista nos ha ofrecido herramientas para entender la importancia de los cuidados y las brechas de género, sacudiendo a fondo la propuesta de la meritocracia actualmente existente; el apoyo mutuo de Kropotkin ha dejado obsoleta la imagen de emprendedor individual que quieren vendernos.
Las ideas que promueven los más poderosos funcionan a menudo como una secta para expandir su hegemonía de clase; los gestores políticos tienen por objeto propagar esas ideas entre los y las trabajadoras para hacer invisible el conflicto de clases, además de otras luchas. Tenemos que señalar a estos vendedores de humo haciendo visible los conflictos que nos quieren ocultar.
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