La CNT de Adra se concentró el pasado sábado 28 de noviembre ante las puertas del Ayuntamiento de Adra para exigir públicamente la dimisión del concejal de personal después de que la justicia haya condenado al consistorio por el despido improcedente de las trabajadoras de la Radio Municipal.
También se unieron a la protesta trabajadores del servicio de mantenimiento de parques y jardines que desde el uno de enero de este año y como consecuencia de la decisión política del Equipo de Gobierno de Camen Crespo perdieron el empleo tras el rescate del servicio por parte del consistorio abderitano. Mientras la empresa concesionaria Medio Ambiente Dalmau empleó durante los cuatro años que gestionó este servicio a 15 trabajadores el Ayuntamiento lo gestiona con una plantilla de 9 jardineros con el evidente deterioro de las zonas ajardinadas del municipio.
En el transcurso de la concentración la CNT pidió responsabilidad política y coherencia al edil de personal quien afirmó públicamente que dimitiría si se demostraba que había habido despidos en el Ayuntamiento de Adra. También se recordó las mentiras que vertió sobre la actuación de los representantes sindicales de la CNT cuando la central anarcosindicalista inició este conflicto; actuación que se ha visto respaldada tras la sentencia de los Tribunales de Justicia y que no ha tenido la vergüenza de rectificar ni pública ni privadamente.
Con las sentencias firmes en la mano y después de darlas a conocer en rueda de prensa la respuesta de estos políticos de medio pelo es hacer oídos sordos y dar la callada por respuesta.
Durante la hora y media que duro la concentración se desarrollo sin incidentes, se lanzaron consignas pidiendo la dimisión a la par que varios compañerxs repartían octavillas comunicando a los ciudadanos porque pedimos el cese de dicho concejal.
Para la CNT, el concejal de personal del Ayuntamiento de Adra, carece de credibilidad alguna y con las cualidades que ha exhibido a lo largo de este conflicto ha demostrado que su actitud se asemeja más a la de los políticos que por su conducta jamás debieron ocupar un cargo público (en la actualidad tenemos demasiados ejemplos), que a la de un político honesto que no falsea ni adultera los hechos para confundir a la opinión pública.