Así nos quiere el «PODER», como marionetas a las que manejar a su antojo, como marionetas sumisas agradecidas y serviles a los movimientos de sus manos. Pero este «PODER», ente abstracto donde los haya, tiene sus propias individualidades perfectamente definidas y estructuradas en el desarrollo y perpetuación de los mecanismos por los que mantienen sus privilegios de influencia y opresión directa o mediática. El «PODER» no es más que la mácara tras la que se esconden les «POLÍTIQES» (con toda su cohorte desideologizada de persones medrando un lugar en el paraiso del privilegio), les «BANQUERES» con su enorme influencia económica y sus inasumibles prevendas y les «EMPRESARIES» con su infame acérrima defensa del capitalismo y el «PODER» mediante el control de los medios de comuncación de masas . Todos ellos se enrocan y complementan perfectamente con un fin único: que el pueblo llano no de ruido y les deje el camino libre a su barbarie. Y todo ello lo hacen girar entorno a las ELECCIONES donde hacen alarde de permitir, sólo en ese momento, que la voluntad (controlada) del pueblo los eleve a la condición de imprescindibles.La
postura que ha defendido el Anarquismo ante las elecciones siempre ha
sido la misma: la abstención. El no reconocimiento de la llamada
legalidad democrática y, por tanto, la no participación en ninguna de
sus instituciones, como colectivo, ni en ninguno de sus cauces, como
individuos. Esta postura ha tenido algunos momentos históricos de gran
repercusión, tanto en el plano social como político, como por ejemplo en
la década de los treinta, pero en las últimas décadas ha sufrido un
ataque por parte de los agentes políticos y comunicadores del Sistema.
Este ataque ha intentado desvincular la abstención de cualquier tipo de
posicionamiento social, político o ideológico; reconociendo de esta
forma la exclusividad de la participación social dentro de los cauces de
la representatividad. Nosotres
estamos en contra de la democracia representativa, porque no creemos
en ningún tipo de delegacionismo y estamos convencidos de que éste
siempre deriva en la usurpación del interés personal.
Toda
democracia supone la imposición de una mayoría, a lo sumo, sobre un
minoría. A nosotres no nos vale la reforma del sistema electoral o la
creación de listas abiertas, no nos vale con mejorar un Sistema con el
que no estamos de acuerdo. Nos es indiferente el valor que el Sistema
quiera dar a nuestra voz, porque lo que pretendemos es que nadie pueda
cuantificar nuestra opinión cuantitativamente; sino que sea considerada
cualitativamente por nuestros iguales. Cuestión ésta que no puede
conseguirse en ningún sistema de votación, sino en un sistema de
asambleas horizontales que funcionen por consenso unánime.
No
nos vale, pues, con actuar dentro de los cauces legalmente
establecidos, no atendemos a ningún tipo de imposición ajena a nosotres
mismes y a la propia razón.
Hacemos un llamamiento a la reflexión, a la coherencia, a la
abstención, al boicot y al sabotaje de todo tipo de elecciones y al
fortalecimiento de las organizaciones anarquistas para seguir
recorriendo el camino de la revolución social hacia el Comunismo
Libertario.