El ejército carga contra las manifestaciones de las trabajadoras
La patronal birmana exige «poner orden» en Birmania
Es tristemente sabido que el pasado 1 de febrero el ejército birmano dio un golpe de estado para instalar a una junta militar en el poder. Puso así fin a la caricatura de democracia que había existido en Myanmar hasta la fecha. Desde entonces, la detención y el enjuiciamiento de las figuras más conocidas de la oposición democrática han ocupado un lugar destacado en los medios de comunicación. Todos y todas hemos visto también las desgarradoras escenas de la brutal represión con la que se ha respondido al movimiento de protesta contra la junta. Las víctimas mortales se cuentan por cientos, en un incesante goteo macabro. Ciudades y pueblos enteros que se habían declarado en rebeldía han sido arrasados por las fuerzas estatales.
Los ataques armados contra quienes se manifiestan no son el único instrumento de que se vale el ejército para disciplinar a la población contestataria. En paralelo a estas criminales matanzas, se ha instalado un régimen de terror en la vida cotidiana, en pueblos, barrios y centros de trabajo, que incluye una fuerte represión sindical. En los últimos años, se venía desarrollando en Myanmar un movimiento obrero de base muy activo y militante, que estaba ganando una fuerte presencia en sectores como el textil. Ahora, como nos temíamos, los dueños de fábricas y telares no han tardado en recurrir a los uniformados para intentar aplastarlo.
Nuestras compañeras de FGWM (Federation of General Workers Myanmar) nos informan de que desde el final de la huelga general, en marzo pasado, los patrones se sirven del ejército para poner fin a cualquier conflicto laboral manu militari. Es más, a menudo colaboran activamente con la junta para perseguir a las sindicalistas más reconocidas y a las disidentes destacadas.
De este modo, las representantes sindicales son perseguidas tanto por su defensa de los derechos de las trabajadoras como por su papel en la oposición al régimen militar, por alzar la voz en las manifestaciones, por exigir condiciones laborales dignas o por convocar a la huelga general. A menudo, han tenido que huir de sus casas y abandonar el puesto de trabajo, por lo que se han visto abocadas a una situación muy precaria, en constante riesgo de ser denunciadas por un patrón vengativo y detenidas, torturadas o ejecutadas sumariamente por un ejército criminal.
CNT y CIT entendemos que cualquier apoyo internacional debe ajustarse a lo que necesitan los trabajadores y las trabajadoras que se organizan sobre el terreno . No, desde luego, a lo que pueda parecer más conveniente a quien sigue la situación desde otro contexto. Independientemente de lo acertadas, o no, que sean nuestras valoraciones, son las protagonistas del conflicto quienes deciden siempre los parámetros de sus luchas y quienes toman las decisiones. Es un principio federativo básico. Por eso, hemos pedido a nuestras compañeras que nos indiquen de qué modo se puede materializar la solidaridad en este caso. Se puede comprobar su respuesta en las cartas adjuntas.
Ese es el origen de esta campaña. Mal que nos pese, no está en nuestras manosacabar inmediatamente con el régimen militar ni impedir las masacres. Ellas lo saben bien. Pero sí que podemos, en la medida de nuestras posibilidades, contribuir a eliminar esta pata del terrorismo patronal, componente importante del régimen represivo con el que se somete a la población de Myanmar.
Para lograrlo, invitamos a todas las organizaciones sindicales y obreras afines, a todas las personas que estén en contra del brutal golpe de estado en Myanmar y del terror que el ejército birmano ha impuesto sobre la población, a suscribir la petición adjunta y a colaborar en la presenta campaña.
Es el momento, con la colaboración de todos y de todas, de hacer valer la solidaridad internacional. En un planeta cada vez más conectado y globalizado, no podemos darnos el lujo de pensar que la lucha contra el autoritarismo y la represión sindical en cualquier rincón del globo no nos competen.
¡Firma la petición, difunde la campaña, colabora para poner fin al doble terror del ejército y los patrones!
Cualquier persona interesada en conocer con más profundidad el tema puede ponerse en contacto a través del correo exteriores@cnt.es
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