Parece ser que tras una larga temporada de silencio obrero en el sector de la hostelería, nuevamente los trabajadores de dicho sector responden a la situación precaria que hoy en día predomina en la ciudad. Y es que, el caso de este conflicto no hace nada mas que reflejar el problema generalizado que se extiende en muchos establecimientos, que ahora con la crisis del capital, se aprovechan cada día mas de la pasividad del obrero.
Pues bien, nuestra compañera, harta de soportar los abusos y tratos denigrantes que un caciquillo de mala muerte daba a sus trabajadores: despidos arbitrarios fuera de la legalidad, contratos basura que no ofrecían ningún tipo de cobertura al trabajador, incumplimiento casi total del ya de por sí precario convenio hostelero y un horario esclavizante (aprovechándose, incluso, de algunos ilegales, haciendo que le vigilaran el local por la noche como si de “seguratas” profesionales se tratase, etc.), entre otras cosas, harta de todo esto, no se calló, no agachó la cabeza ante el empresario, cosa que fue respondida con lo que mejor saben hacer, el despido. El despido, lleno de irregularidades, no se iba a quedar así, y la compañera decidió ponerse en contacto con la CNT, que pasado un tiempo, empezó las acciones.
Lo primero fue ponerse en contacto directo con el empresario, el cual no dio la cara y se ocultó tras el gestor, el cual respondió que “algo se podría hacer”, demostrando posteriormente que sus palabras eran largas para hacer que nos conformáramos como si fuéramos niños.
Estaba claro, había que dar un paso más, se optó por una concentración en las puertas del restaurante y, junto con otras extrabajadoras de dicho bar, se informó a los clientes y viandantes de lo que ocurría, recibiendo una buena acogida por parte de todos y también de los vecinos del barrio, que también están hartos de que este jefe haga lo que quiera; se denunció el maltrato, el acoso y los despidos improcedentes cometidos por el dueño de Restaurante Hacienda Plaza, así como la reivindicación del cumplimiento del Convenio y de mejoras en las condiciones laborales.
Allí estuvo la policía nacional, que junto con los vecinos, presenciaron los insultos y las provocaciones que este empresario regalaba al piquete como si pensara que somos otrosde sus trabajadores.
Pues bien, se le dejó bien claro, no nos iba a echar hacia atrás, estamos en nuestro derecho de luchar y lo íbamos a hacer hasta que se solucionara el caso y las veces que hiciera falta. Pasaron los días y el juicio se acercó, tanto que la tarde anterior la compañera recibió una llamada del abogado del sindicato diciéndole que inesperadamente, el empresario había cedido, que no hacía falta ir al juzgado y que la cantidad que se le ofrecía a la extrabajadora era superior a la que inicialmente se iba a reclamar en el juicio. Habíamos conseguido lo justo para la trabajadora, el empresario se había bajado los pantalones, se había ganado el conflicto.
Esto nos demuestra, que por muy mal que esté la situación laboral, por mucho que el sistema y la patronal nos intente ahogar, el anarcosindicalismo y nuestra acción nos abre un camino hacia la dignidad y verdadera justicia laboral. Organízate y lucha.