Madrid | Ilustración: El Bellotero | Extraído del cnt nº 424. Dosier Ecología social
Debajo de la etiqueta de Green New Deal hay distintas políticas que giran alrededor de un gran desarrollo de las energías renovables de alta tecnología y una electrificación de la economía, siendo el coche eléctrico, lassmart cities e internet paradigmas centrales. Se proyecta que las renovables van a poder dar las mismas prestaciones que los combustibles fósiles.
En lo que respecta a la apuesta por un aumento de la eficiencia gracias a la transferencia de datos posibilitada por internet, su carácter inmaterial y su condición ambiental inocua son falsos. Por ejemplo, cada ordenador supone extraer y procesar 1000 veces su peso en materiales, con el transporte de productos que ello implica y los impactos ecológicos de su producción y deshecho. Por otra parte, el funcionamiento del ciberespacio y la sociedad de la imagen demandan una considerable cantidad de energía: si se suma todo el ciclo de vida de los aparatos, las TIC implican el consumo de más del 4% de toda la energía del mundo.
Las energías renovables (incluyendo la biomasa) no son suficientes para mantener los niveles de consumo actuales … No son problemas técnicos lo que limita a las renovables, sino físicos. Y con la física no se negocia.
Las energías renovables (incluyendo la biomasa) no son suficientes para mantener los niveles de consumo actuales y, con las tecnologías y materiales de los que ahora disponemos, apenas llegaríamos a alcanzar la mitad en un escenario de muy de máximos. Estas limitaciones provienen de tres factores: el carácter poco concentrado de las renovables; el hecho de que, frente a los combustibles fósiles que se usan en forma de energía almacenada, las renovables son flujos; y que la energía neta que proporcionan muchas de ellas es baja. No son problemas técnicos lo que limita a las renovables, sino físicos. Y con la física no se negocia.
A esto hay que añadir que las renovables, en su formato industrial e hipertecnológico, son una extensión de los combustibles fósiles más que fuentes energéticas autónomas. Todas ellas requieren de la minería y el procesado de multitud de compuestos que se realiza gracias a los fósiles. También de maquinaria pesada que solo puede moverse con combustibles fósiles.
Las renovables se usan hoy en día fundamentalmente para producir electricidad, sin embargo, la electricidad no sirve para todo. Al menos, el 75% del consumo energético mundial no es eléctrico. En concreto, no es buena para mover camiones, tractores o excavadoras que requieren autonomía de movimiento, ya que las baterías pesan mucho. Otro sector con fuerte dependencia de los fósiles es el petroquímico.
Los modelos muestran que las políticas de crecimiento «verde» no reducen las emisiones a corto plazo o no lo hacen lo suficiente para meternos dentro de los rangos de seguridad climática.
Las inversiones en renovables se han incrementado y las mejoras tecnológicas han permitido una rebaja de costes y un aumento en la eficiencia. Sin embargo, las inversiones para una transición a un sistema energético centrado en las renovables son astronómicas. Por ejemplo, solo desarrollar la infraestructura mundial de redes eléctricas para una sociedad 100% eléctrica implicaría multiplicar por 5-10 la actual.
Para hacer real el coche eléctrico masivo sería necesario: el aumento de potencia renovable; de la red eléctrica, que además se debería reestructurar para soportar un suministro discontinuo y descentralizado; de los puntos de enganche a la red, que deberían ser más abundantes que las gasolineras, pues la autonomía de los vehículos eléctricos es menor; grandes sistemas de almacenamiento de electricidad, lo que tiene fuertes desafíos tecnológicos irresueltos; o la conversión de un inmenso parque automovilístico con motores de explosión a motores eléctricos partiendo casi de cero. Además, en un escenario de máximos, debido a las limitadas reservas de litio, níquel o platino, el número de vehículos eléctricos será notablemente menor que el parque automovilístico actual.
Otro factor que se debe considerar es el tiempo, pues los plazos requeridos para construir las nuevas infraestructuras se adentran en las curvas de caída de la disponibilidad de combustibles fósiles (los máximos de disponibilidad de todos ellos llegarán en los próximos años) y, por lo tanto, dificultan enormemente la transición energética ordenada. En el capitalismo fosilista, los nuevos sistemas de producción energética se han instalado en 50-75 años. Y en todos los casos no se realizó una sustitución de fuentes, sino una adición y, además, no se redujo el consumo de energía, sino que aumentó.
Finalmente, los modelos muestran que las políticas de crecimiento «verde» no reducen las emisiones a corto plazo o no lo hacen lo suficiente para meternos dentro de los rangos de seguridad climática.
Otros imaginarios ecologistas
Todo esto no implica que el futuro no será el de las energías renovables, que lo será inevitablemente, ni que no haya que apostar por ellas. Supone que el futuro será radicalmente distinto del presente.
Siguiendo con el tema de las renovables, hay que abrir el foco y considerar que las necesitamos para muchas más cosas que para producir electricidad. Por ejemplo, es necesario recuperar máquinas que usen la energía mecánica del agua o del viento para realizar el trabajo. Esto implica trasladar los espacios productivos a los emplazamientos donde las renovables pueden dar las prestaciones.
Las energías renovables no son solo el viento, el sol o el agua, son también las que nos proporcionan nuestros músculos y los de otros animales. Esta revitalización del trabajo humano y animal implica volver, entre otras cosas, a poblar los campos para realizar las imprescindibles tareas agrícolas.
Las energías renovables no son solo el viento, el sol o el agua, son también las que nos proporcionan nuestros músculos y los de otros animales. Esta revitalización del trabajo humano y animal implica volver, entre otras cosas, a poblar los campos para realizar las imprescindibles tareas agrícolas.
No existen sustitutos del petróleo que puedan sostener un trasiego a largas distancias en cortos espacios de tiempo de grandes cantidades de información, bienes y personas. Esto obligará a economías locales. Pero las economías no solo serán más locales, sino que también serán fundamentalmente agrícolas, pues una sociedad industrial solo se puede sostener mediante combustibles fósiles.
Energías renovables para producir trabajo, seres humanos y animales como vectores energéticos, economías locales y agrarias… todo ello fija un objetivo central para el ecologismo social distinto del Green New Deal: articular un mundo rural vivo y agroecológico. En el informe Escenarios de trabajo en la transición ecosocial 2020-2030 hacemos propuestas concretas de cómo hacerlo.
La entrada Los límites del Green New Deal se publicó primero en Confederación Nacional del Trabajo.