Mediado el mes de junio de 2019 comenzó el sindicato de CNT su relación con Telepizza en Aranjuez, más concretamente con Fredopizza, empresa que cuenta con la franquicia de la marca en la localidad. Como era lógico nuestra relación no fue por la reclamación de un pedido o que éste no llevara la promoción de dos por una, al contrario, nuestra relación empezó porque la oferta la tenían en los salarios de las trabajadoras y trabajadores. Desde que en enero de 2019 se subiera el salario mínimo interprofesional a 900 € en catorce pagas, la empresa sólo se centró en cobrar correctamente sus pizzas, pero no así en pagar correctamente a sus trabajadores. A mediados de año y ante la falta de respuesta a las peticiones de aplicar el salario mínimo en vigor, un compañero del sindicato, inició el único camino digno, exigir sus derechos y reclamar las cantidades pendientes cuando terminó su relación laboral con la empresa. A este compañero se unieron otros trabajadores y trabajadoras que se afiliaron al sindicato y que formaron una sección sindical, desde la cual se reclamaron, no solo la aplicación del salario mínimo, sino también otra serie de derechos recogidos en el convenio y que no eran aplicados.
Tras el inicio de todas estas acciones desde la sección sindical de la CNT en la empresa y en los juzgados, con dos demandas presentadas, el conflicto abierto terminó el pasado 16 de noviembre en el juzgado número 31 de Madrid. En este juzgado, se desistió de una de las demandas ya que se había saldado con anterioridad las cantidades pendientes y en la otra demanda la empresa acordó abonar los 150 € que adeudaban al compañero desde que abandonó la empresa en mayo de 2019.
Las demandas presentadas fueron dos, pero la transcendencia de estas demandas es mucho mayor que el solucionar dos reclamaciones individuales. Desde el inicio de las acciones sindicales y judiciales la empresa empezó a abonar los atrasos correspondientes a la no aplicación del salario mínimo interprofesional a sus trabajadores y trabajadoras. Tan solo faltaba que pagara todo lo que debía y quedaba por pagar al compañero que dejó la empresa en mayo de 2019 y así fue finalmente el pasado 16 de noviembre de 2020.
Los 150 € reclamados pueden parecer una cantidad insignificante, pero la dignidad no tiene precio y se pierde por mucho menos, por cada euro que no se reclama y la empresa se apropia, por el derecho que no se ejerce, por las condiciones indignas que se aceptan. Si, somos conscientes de que la necesidad lleva a aceptar trabajos en casi cualquier condición, pero esa misma necesidad de la clase obrera por un trabajo debe llevarnos a la organización en sindicatos, para que esos abusos no se produzcan y a las empresas no les salga gratis lucrarse con nuestras vidas y nuestro dinero.
Esta es una victoria parcial y en la que muy pocos y pocas de la empresa han luchado, pero el resultado de su lucha ha sido un beneficio para el resto. Nos queda mucho camino para que la clase obrera asuma su condición y sea consciente de sus intereses comunes.
Como queda demostrado, la lucha es el único camino y ese camino debemos hacerlo unidas y unidos.
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